¿CÓMO HACER EL MANTENIMIENTO DE TU BICICLETA?

La bicicleta puede ser utilizada tanto como un medio de transporte como a modo de herramienta deportiva para alcanzar el máximo rendimiento en biking. Para ambos fines es necesario que la bicicleta cuente con revisiones periódicas y que sobre ella se realicen las labores de mantenimiento necesarias para preservar su correcto funcionamiento en todo tipo de condiciones. Pero, ¿cómo hacer adecuadamente el mantenimiento de la bicicleta? Te lo contamos paso a paso.

En qué fijarse a la hora de hacer una revisión a la bicicleta

Dos son las dudas más frecuentes relativas al correcto mantenimiento de una bicicleta, y son las partes que requieren más atención a la hora de realizar la inspección y cada cuánto es necesario hacerlo. Cabe remarcar que el mantenimiento de una bicicleta no es una ciencia exacta, y que hay que manejar ciertas variables a la hora de responder a estas cuestiones.

Aunque las partes de una bicicleta casi siempre van a ser las mismas y en esencia se trata de mirar a diferentes objetos en lugares similares, la frecuencia con la que se debe hacer y la forma en la que se tiene que limpiar varía en función del terreno, el modelo y el tiempo de uso acumulado.

Pero vayamos por partes. El mantenimiento de una bicicleta tiene por objetivo identificar y solucionar ciertos problemas ocasionados a causa de la actividad realizada con ella durante nuestro tiempo libre. Uno de los aspectos fundamentales que debe merecer toda nuestra atención es el sistema de transmisión, compuesto por tres elementos: la cadena, los platos y los piñones. Si es una bicicleta de velocidades, tendremos que sumar un cuarto componente: el desviador trasero, crítico en estos modelos de bicis.

Para limpiar correctamente la transmisión es necesario hacer uso de un desengrasante y un paño. Tras secarlo bien, se vuelve a engrasar con un aceite o con cera para garantizar su buen funcionamiento y retirar las incrustaciones de suciedad.

También es necesario comprobar el estado de la tornillería y asegurarse de que los tornillos estén bien ajustados. De hecho, para agilizar este punto, lo mejor que puedes hacer es coger una llave inglesa y repasar toda la tornillería de la bicicleta y darle el apriete adecuado. Así, te aseguras de que no has pasado ninguna por alto ni de que pueda haber alguna pieza que visualmente no presente deficiencias pero que sea susceptible de sufrir daños durante la ruta.

Los cuadros de carbono requieren de una especial atención porque utilizan tornillería con un apriete específico, y es necesario utilizar una llave dinamométrica para dar el par de apriete correcto.

La lubricación de las partes móviles también es muy importante. Es preciso que todas estén lubricadas y debes asegurarte de que el desgaste de los rodamientos y las superficies de contacto sea el adecuado. En caso de apreciar cualquier tipo de roce, lo mejor es llevar nuestra bicicleta al taller para que un equipo especializado lleve a cabo una valoración en profundidad y valore la necesidad o no de realizar algún tipo de sustitución en las piezas dañadas.

Otras consideraciones a la hora de revisar el estado general de la bici

También debes estar pendiente de otros aspectos igualmente importantes, como la presión de las gomas o que estas no tengan ningún arañazo ni fisura que pueda provocar un pinchazo durante la ruta. Los frenos también deben ser revisados, y debes comprobar que funcionen perfectamente.

Respecto al tema de los frenos, es imprescindible que compruebes que los cambios que realices se adapten a tu manera de pilotar.

Por último, no olvides echar un vistazo al cuadro, tija y las suspensiones en el caso de las bicicletas de montaña. Ten en cuenta que, aparte de afectar a las piezas colindantes, una tija fracturada puede provocar una caída. En cualquier caso, ante la duda, es preciso cambiar la pieza para mayor seguridad. Las sudoraciones y la falta de rigidez de las suspensiones nos marcan el aviso de un mantenimiento más profundo por parte de nuestro taller de confianza.

Programa de mantenimiento sugerido para bicicletas

Las labores de mantenimiento en una bicicleta se dividen en tres grupos: las que es preciso revisar de manera diaria, las que basta con supervisar una vez al mes y las que deben ser chequeadas cada seis meses.

En caso de que seas algo novato en esto del ciclismo y todavía no hayas pensado en hacer una división de tareas para mejorar la inspección de las diferentes piezas, te hemos preparado un planning con una rutina de inspección que debería seguir para garantizar que todo está en orden en tu bicicleta.

Elementos de inspección diaria

Los siguientes elementos son los que cuentan con un nivel de desgaste más alto, y es preciso que los revises cada vez que vayas a coger la bici. Si eres de los que sale todos los días de ruta, debes realizar la revisión una vez al día, preferiblemente antes de salir.

Debes asegurarte de que la presión de aire de las ruedas es la adecuada, de que no haya objetos incrustados en la cubierta de las gomas y de que el sillín y las ruedas están perfectamente calibrados.

También deberías fijarte en que las ruedas estén fijas y no sufran el temido y característico bamboleo (si lo detectas, no salgas con la bici ese día y acude a tu taller de confianza).

Asegúrate de que la cadena esté lubricada, de que el sistema de frenos funciona bien (con especial atención a las zapatas) y haz una calibración sobre terreno llano para comprobar que todo funciona perfectamente antes de salir.

Elementos de inspección mensual

Todas las partes que te detallamos a continuación deben ser revisadas por lo menos una vez al mes independiente de la intensidad con la que hayas cogido la bici los últimos 30 días. También deberías revisarlos si has recorrido más de 800 kilómetros, ya que se considera una distancia lo suficientemente grande como para merecer un chequeo completo.

Lo primero que debes hacer al menos una vez al mes es limpiar a fondo la bicicleta. No hace falta que busques demasiado, con un paño y un poco de desengrasante podrás retirar gran parte de la suciedad de la cadena, los platos y los piñones. Si quieres obtener un resultado más brillante, aplica lubricante cuando termines.

Echa un vistazo a la tensión de los radios (que no haya ninguno roto o tendrás que posponer la salida), además de revisar el ajuste de palancas, pedales, platos, asientos, telescopios, manubrios y demás elementos del cuerpo de la bici.

Y no olvides quitar la suciedad y lubricar los pivotes de los frenos, los pedales y los desviadores, además de los forros.

Elementos de inspección semestral

Los elementos más resistentes de la bici sufren un desgaste menos pronunciado que el resto de productos, y por eso es suficiente con que pasen una revisión un par de veces al año. También deberías echarles un ojo si en menos de ese tiempo has recorrido una distancia superior a 4.000 kilómetros, que ya es decir.

Superada esa distancia o ese tiempo sin una revisión previa, deberías mirar concienzudamente los posibles daños que puedan tener el cuadro y la tija. También deberías echar un vistazo al desgaste de las cubiertas y asegurarte de que no están demasiado resecas.

Por otra parte, asegúrate de ojear las roscas de los pedales, las zapatas de los frenos y las mazas, además del eje del centro y el telescopio, y asegúrate de que la cadena está tensa y bien lubricada.

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