¿CÚAL ES LA PRESIÓN CORRECTA PARA LAS RUEDAS DE MI BICI?

La presión de las ruedas es fundamental para garantizar un correcto desplazamiento de la bicicleta y evitar daños por las caídas o tropiezos que puedan provocar los pinchazos o cualquier otro daño causado sobre la goma neumática de las ruedas. Para comprobar si la presión de las ruedas de nuestra bici es la correcta vamos a tener que saber medirla, así como averiguar la presión correcta de las mismas para evitar que un exceso de ella genere daños sobre la goma.

Factores relevantes a la hora de ajustar la presión de las ruedas

Nadie duda de que conozcas, a estas alturas de tu trayectoria sobre pedales, el papel que juega la presión de las ruedas en la bici en de un ciclista en su día a día. Pero, ¿sabes todos los factores que inciden sobre ella y cómo afectan a su oscilación? Ahí podemos echarte una mano.

Y es que la presión de las ruedas se ve influenciada por una serie de factores que a veces pasamos por alto y que son fundamentales para preservar o influir negativamente sobre ella. Por ejemplo, hay aspectos que dependen del propio ciclista y que pueden ser determinantes a la hora de encontrar las causas que hayan podido degenerar en un deterioro de la presión, como el propio peso de su cuerpo o la tendencia a hacer un reparto desigual del peso sobre la bici.

Dentro de los factores mecánicos que afectan a la presión de las ruedas, debemos prestar especial atención al tamaño de la rueda, la anchura del neumático o el compuesto predominante que haya sido utilizado para fabricar tanto el neumático como la llanta.

Pero existen factores humanos que dependen del ciclista y que también deben merecer toda nuestra atención, ya que sí pueden depender de nosotros y podemos tratar de identificarlos con más facilidad. El peso, el estilo de conducción, el tipo de terreno que solemos frecuentar o la agresividad con la que realizamos giros, frenadas y saltos puede ser clave en la preservación (o no) de una presión correcta en las ruedas.

PSI y BAR: dos referencias perfectas para medir la presión de las gomas

Para conocer la presión exacta de las ruedas y poder ajustar al alza los valores mínimos en caso de que se hayan deshinchado, no queda más remedio que recurrir a un dispositivo de medición para conocer el estado exacto de la presión de las ruedas.

En el mercado puedes encontrar dispositivos que utilizan dos unidades de presión, la psi y el bar. Las psis son las libras por pulgada cuadrada y es una unidad muy utilizada en los países anglosajones. El bar, en cambio, es más internacional y ambas son unidades aceptadas para medir la presión de las ruedas de las bicicletas.

Un bar equivale a 14,5 psis, y es común encontrar, a partir de esta referencia, una tabla de equivalencias para poder convertir rápidamente los resultados obtenidos a la unidad de presión que utilicemos como predeterminada.

Para tener unos valores de referencia, es preciso conocer las presiones medias a las que se suelen llevar las ruedas tanto en el caso de bicicletas de carretera como de montaña. En el caso de las primeras los valores medios están en torno a los 7 u 8 bares -si van montadas al máximo, el calor que se genera durante el recorrido dilata el aire y pueden llegar a explotar en bajadas largas-.

Por su parte, en las MTB las referencias varían mucho en función del terreno, así como del ancho de garganta de la llanta. Sin embargo, para tener una estimación válida, se podría decir que las ruedas delanteras suelen contar con una presión de entre 1,2 y 2 bares, mientras que las traseras suelen contar con una presión media que se sitúa entre los 1,4 y los 2,2 bares.

Dimensiones del neumático: un aspecto clave para determinar la presión

De entre todos los factores que son relevantes para calcular la presión correcta de las ruedas de nuestra bici, el balón (la anchura) y su diámetro son los más importantes. Y es que estos aspectos son los que determinarán el rango máximo y mínimo de presiones que debe tener el neumático, ya que su incidencia es máxima en este sentido.

No obstante, conviene tener presente que en el ciclismo de montaña y en el de carretera, la anchura del neumático suele venir expresada en unidades diferentes. En MTB, la modalidad donde la presión de las ruedas juega un papel más importante, hablamos de pulgadas. En cambio, en el ciclismo de carretera es común encontrarnos las medidas en milímetros.

Si no quieres complicarte a la hora de buscar un método eficaz para calcular la presión correcta de tus ruedas, lo mejor es que atiendas únicamente al ancho del neumático: en base a sus medidas podrás obtener una referencia muy próxima al nivel ideal de presión que necesita tu bicicleta.

La regla de oro es que, por cada milímetro que se reduzca la anchura, se debe aumentar la presión 0,5 bares. Esto en el ciclismo de carretera, porque las equivalencias cambian en el ciclismo de montaña, donde se aumenta la presión 0,2 bares por cada 0,2 pulgadas que se reduzca la anchura.

Ten en cuenta que las cubiertas más anchas necesitan menos presión para proporcionar el máximo agarre y una estabilidad óptima, aunque acusarán más el desgaste en los terrenos más abrasivos. En este tipo concreto de neumáticos también tiene mucho que decir el tamaño de la llanta, ya que juega un papel fundamental en el reparto del aire y en los niveles óptimos de presión.

Variaciones en los valores óptimos en función de la posición de la rueda

Si te gustan los deportes de motor, probablemente conozcas el término rake, un tecnicismo anglosajón que hace referencia a la inclinación entre el eje delantero y el trasero a causa de los diferentes tamaños de ruedas utilizados para ambos. Algo similar ocurre con las bicicletas, lo que incide en los niveles de presión óptimos.

Los principales fabricantes de neumáticos coinciden en que ambas ruedas no deben llevar la misma presión, dado que una se encarga de ejercer la tracción y otra está destinada a cambiar la dirección. Dos actividades que se realizan de manera simultánea y que exige de unos requisitos específicos distintos.

El neumático trasero será, por ejercer la máxima tracción sobre el terreno, el que más presión deba llevar. Tampoco conviene que esta sea desmesurada para evitar deslizamientos sobre el terreno y para no comprometer la estabilidad ni el agarre.

Por su parte, el neumático delantero deberá contar con un 20% menos de presión con el fin de mejorar la maniobrabilidad, optimizando la dirección y haciendo que la reacción a nuestros movimientos con el manillar se lleve a cabo con soltura.

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