Una de las primeras preguntas que todo aficionado al ciclismo se ve obligado a responder a la hora de adquirir una nueva bicicleta es cuál escoger, si una rígida o de doble suspensión. A grandes rasgos, las primeras presentan un peso más liviano, un precio más ajustado y son ideales para terrenos llanos, pero a cambio no incorporan el avanzado sistema de amortiguación trasera que sí incluyen las segundas. ¿Qué modelo elegir y cuál sería mejor para según qué supuesto? Vamos a profundizar en las diferencias entre ambas.
Principales virtudes de las bicicletas rígidas
Un factor determinante a la hora de afrontar los tramos más inclinados de una ruta de montaña a lomos de una bicicleta es el peso de la misma. Independientemente de los materiales con los que esté fabricada ni parándonos a pensar en gamas ni acabados, las bicicletas rígidas son la mejor opción en este sentido.
Esto se debe a que, en términos generales, una bicicleta rígida siempre será más ligera por carecer del sistema de amortiguación trasero que sí incluyen los modelos de bicicletas de doble suspensión. Solo en las piezas de tornillería extra, los amortiguadores, las bieletas y el triángulo trasero, el peso total de la bicicleta puede verse incrementado en un kilo.
Pero, ¿qué tiene que ver exactamente la rigidez a la hora de pedalear? La fuerza que ejercemos con la pierna para empujar el pedal con el pie es transmitida de manera íntegra al pedalier. Y decimos “de manera íntegra” porque entre el pedalier y el sillín solo hay una barra recta y sólida, lo que es un punto de apoyo tan resistente como ligero que cumple a las mil maravillas su función. El empuje, por ende, es mayor, lo que permite disfrutar de una pedalada más fuerte y precisa.
Otra de las bazas de las bicicletas rígidas está en el precio, y por partida doble: por una parte, los modelos son, por sí mismos, mucho más baratos; pero es que, además, al contar con menos piezas instaladas el ahorro en recambios es muy notable, lo que se nota a lo largo de los meses. Además, la probabilidad de sufrir desperfectos a causa de golpes o roturas fortuitas es mucho menor al contar con menos piezas en su estructura, un punto que también hay que tener en cuenta.
Precisamente ese es uno de los puntos donde empiezan a surgir las dudas: las rígidas son bicicletas ideales para quienes cuentan con un presupuesto más ajustado. Pero no solo hablamos del precio que se ahorra en comparación con la doble suspensión: también nos referimos al mantenimiento. Los costes derivados del mantenimiento son menores en una rígida, lo que a la larga tiene grandes beneficios en el bolsillo de su propietario.
Por tanto, hablamos de una ventaja con respecto a las de doble suspensión en el tema económico, en los costes de mantenimiento, en el reparto de la fuerza de la pedalada y en la capacidad que tienen para lucir las habilidades del ciclista que la lleva. Además, las rígidas resultan algo más intuitivas para los ciclistas de nivel medio, ya que conseguirán explotar antes todo su potencial. La curva de aprendizaje con las bicicletas de doble suspensión es algo más pronunciada y puede llevar algo más de tiempo exprimir sus posibilidades.
Bicicleta de doble suspensión: características y beneficios de contar con una
Al contrario que una bicicleta rígida, una de doble suspensión no es ligera. En la pedalada, sobre todo a la hora de encarar subidas importantes, el mayor peso de la bicicleta es perceptible y se deja notar en el nivel de resistencia que ejerce en el pedalier, lo que es menos beneficioso en este supuesto. Sin embargo, el sistema de amortiguación trasero mejora la estabilidad en terrenos en pendiente más escarpados, proporcionando en general unas sensaciones mucho más satisfactorias.
De hecho, de estas sensaciones tienen la culpa la comodidad que proporcionan, ya que proporcionan un nivel mucho más elevado de confort. Esto hace que estas bicis sean las más recomendadas para todos aquellos ciclistas que tienen tendencia a padecer de dolores de espalda. También son la mejor opción si planeas ir por rutas sin asfaltar o senderos de montaña, debido a las características de la orografía del terreno.
En rutas largas, incluso la más leve oscilación del terreno puede provocar dolores al ciclista. El uso de estas dobles suspensiones y su capacidad de amortiguación permiten absorber gran parte de las vibraciones de estos desniveles, mejorando la experiencia y aumentando la comodidad del ciclista. Además, son ideales para quienes sufren de dolores de espalda.
A poca destreza que se tenga, con una bicicleta de doble suspensión se pueden afrontar caminos con piedras que acaban siendo algo menos accesibles. El amortiguador actuará en el momento el ciclista se encuentre con una gran piedra en el camino, que permitirá que la estructura de la bicicleta pase por encima sin que ninguna de las partes de la bicicleta sufra daños ni afecte a la estabilidad.
El papel que juega este amortiguador trasero es esencial y supone la diferencia en muchas ocasiones entre continuar encima de la bicicleta o perder por completo la referencia y la estabilidad y caer al suelo.
Otro punto a favor de las bicicletas de doble suspensión es la tracción. Al absorber mejor los golpes y los desniveles, la rueda trasera rebota menos, lo que quiere decir que su superficie está más tiempo sobre el terreno. ¿El resultado? Una mayor capacidad de respuesta de la bicicleta y un aumento de la tracción tras cada salto. Esto, en una ruta de gran longitud, se traduce en un ahorro de tiempo considerable.
Entonces, ¿qué opción es mejor? ¿Cuál es una mejor inversión?
Todo va a depender del tipo de terrenos que quieras frecuentar con la bicicleta y hasta dónde llegue tu nivel aventurero. Por ejemplo, en los descensos puede ser mejor contar con una de doble suspensión que absorba las vibraciones, pero en terrenos llanos y en subidas el reducido peso de las rígidas son una baza a favor.
A día de hoy, las bicicletas rígidas están quedando únicamente para actividades de senderismo o para carreras y actividades específicas por terrenos llanos. En cambio, una de doble suspensión, si el presupuesto lo permite, puede ser una opción ideal porque cubre gran parte de las necesidades de un ciclista medio, pudiendo utilizarla en todo tipo de terrenos y en un repertorio de condiciones mucho más amplio que en el caso de las rígidas.
Esto sucede porque el amortiguador permite aumentar la distancia entre ejes, lo que hace que se ensanche la distancia que hay entre la rueda delantera y trasera, haciendo que la bicicleta sea mucho más estable en todo tipo de condiciones.
Un ejemplo lo podemos ver en el ciclismo profesional español, con Carlos Coloma. Tras una victoria en La Rioja Bike, alcanzó el quinto puesto entre 40 clasificados mundiales gracias al uso de una bicicleta rígida en el short track, algo que no pudo emular en la sesión del domingo en cross country, en un terreno escarpado y pedregoso que nada tenía que ver con el primero.
Esto sucede porque las bicicletas rígidas están diseñadas para pistas llanas, para rutas por senderos con poco desnivel. En cambio, las de doble suspensión son las idóneas para terrenos montañosos imprevisibles.
Y por eso, los puristas del ciclismo profesional optan muchas veces por las rígidas, que consiguen aportar un plus de adrenalina a las sesiones, sobre todo en las bajadas por rutas de montaña. Existe una diferencia entre encarar una bajada con una rígida y una de doble suspensión: con una de doble suspensión el ciclista cuenta con la asistencia de la suspensión trasera, que absorbe la inercia y aumenta la estabilidad. En cambio, las bajadas con una rígida son otro cantar.
Los ciclistas que bajan con una rígida están demostrando que son realmente buenos sobre la bici, ya que aquí no hay ayuda alguna que sirva: solo está el ciclista, su agudeza visual, su inteligencia y su equilibrio. Por eso, a los puristas del ciclismo les encantan las bicicletas rígidas: son un homenaje al ciclismo más tradicional, al que pone de manifiesto la habilidad del ciclista, el que permite ver más claramente su calidad a lomos de la bici.
La elección es muy personal y será necesario estudiar presupuestos, características de los terrenos que quieres frecuentar, peso total de la bici y tu capacidad para adquirir nuevas piezas de repuesto en caso de que se produzcan roturas o fallos en la amortiguación y otros componentes de la misma.
En caso de que no tengas claro por cuál decantarte, lo mejor es recurrir a un equipo de profesionales que te proporcionen un trato personalizado y un asesoramiento experto, teniendo siempre en cuenta tus preferencias y tus necesidades, algo que puede ser decisivo a la hora de encontrar la bicicleta ideal para ti en función de tu tipo de salida.